No quememos técnicos mexicanos

Cascareando / Columna

Chivas ha apostado una vez más por un director técnico mexicano luego de tres etapas de estrategas extranjeros. Tras de la desastrosa gestión de Ricardo Peláez en la dirección deportiva, Amaury apostó por gente de futbol. Llegó Fernando Hierro y con él una directiva española que ve el deporte como lo que es: un proyecto a largo plazo que, con decisiones inteligentes, puede dar grandes resultados. Con ideas innovadoras y un enfoque fresco, la institución, al fin, logró competir como hace tiempo no lo hacía.

Pero como todo lo bueno, al final se acabó. La salida de Fernando Gago marcó el fin de un proyecto prometedor, no sólo para Chivas, sino para el futbol mexicano. Como bombero, Arturo Ortega entró para ocupar el banquillo. Aunque es un hombre que siente los colores, no estuvo a la altura del reto, y no por falta de capacidad, sino porque, otra vez, el Rebaño regresó a tomar decisiones atrabancadas. Se vieron obligados, es cierto, pero en el camino quemaron un técnico mexicano más. Pensemos, ¿habrá un equipo en Primera División que le dará una oportunidad a Ortega luego de su paso por Chivas? En una liga que sólo tiene seis estrategas mexicanos, lo dudo.

Tras un desastre más con Óscar García Junyent, Gerardo Espinoza ha recibido el voto de confianza. Aunque fue una de las primeras opciones para tomar al equipo al inicio del Clausura 2025, la directiva rojiblanca se decantó por el español: una vez más un técnico extranjero que se fue por la puerta de atrás.

Ahora, Espinoza llega a un equipo desdibujado, apabullado y simplemente inferior a otros clubes que sí compiten por el título. Ya sufrió un descalabro contra América, pero, en total justicia, no fue su culpa. Tomó las riendas de un Rebaño a la deriva. No exijamos resultados este torneo y, me atrevo a escribir, ni el siguiente: la institución necesita una reestructura y otro director deportivo para, otra vez, apostar por un verdadero proyecto futbolístico.

No quememos otro técnico mexicano. Si Chivas hace un mal papel lo que resta del torneo, Espinoza tendrá su grado de responsabilidad, sin duda, pero no pidamos su cabeza ni otro estratega “de mayor jerarquía”. Apostemos por él, que ha demostrado pericia para trabajar en categorías inferiores. Démosle, como lo hacemos con los extranjeros, la oportunidad de probarse por, al menos, dos torneos. No quememos otro técnico mexicano en una liga en la que están en peligro de extinción.